Las personas inspiradas por el Evangelio de Jesucristo se congregan en la Iglesia de Santa Lucía para que puedan ser empoderados por Él mediante la celebración de la Eucaristía y animados por el Espíritu Santo para ser tan amorosos y afectuosos como lo fue Jesús. La verdad de esta declaración de misión es válida hoy y en la realidad del coronavirus. Cuando las personas inspiradas por Jesús se reúnen, en realidad fortalecen la fe de los demás.
La reunión física de personas, la congregación de personas, desafortunadamente aumenta la probabilidad de propagar este virus contagioso. Entonces, tenemos que abstenernos de reunirnos. Nos abstenemos de encender una vela y rezar frente a la estatua del santo que ha inspirado a nuestra familia y a nosotros.
Esta abstinencia de la Eucaristía y de los momentos congregacionales tiene un lado positivo. Nos anima a usar nuestros sentidos espirituales que se despertaron en el rito del bautismo. Nuestros sentidos espirituales son el modo en que Dios prefiere hablarnos mientras leemos en el salmo 34: "¡Prueba y mira lo bueno que es Yahweh!" Para saborear y ver al Señor, solo nuestros sentidos espirituales pueden lograr esto.
En este tiempo de "distanciamiento social", podemos usar nuestros sentidos espirituales para congregarnos unos con otros, y experimentar al Señor que camina con nosotros durante este momento difícil, y que nos anima a amar y cuidar a pesar de que algunos líderes quieren seamos racistas, intolerantes y odiosos.
Padre Paul Donohue, MCCJ,
Párroco de Santa Lucía